Susurros

Abrigado por la noche sabanera,
las manecillas del reloj suspiran en mi oído.
Mis pupilas están cansadas de buscar tu voz entre
astillas de regaliz y miel de flores silvestres.

Aun empapado por tu olor de jazmín,
ando buscando el eco de cada una de tus sonrisas.
Respirando ansiosamente ese susurro
que acariciará mi piel nuevamente.

Ese día, que mis labios se bañen nuevamente,
de un elixir madurado por los rayos oblicuos de la
luna caribeña, hojalatesca y fría.
Como pétalos en sepia en una noche primaveral,
mi corazón florecerá cuando el viento
lleve nuevamente a mis ojos
una esquiva mirada,
una inocente sonrisa.