El primer rayo de luz atraviesa el horizonte curvo del planeta. Luego de un largo viaje de ocho minutos a la velocidad de la luz, choca con el vidrio bicóncavo. La arena empieza a caer, deslizándose por la botella hasta llegar al fondo de su indivisible contenedor simétrico. El rayo de luz se multiplica hasta perderse en el infinito del fondo del mar.
Le preguntamos al rayo de luz cuánto tiempo se demoró en llegar a la tierra. Su respuesta fue inesperada. Estaba seguro que había viajado por un poco más de siete minutos. Yo aseguraría que se ha vuelto loco. Me tomé el trabajo de "medir" el tiempo con un reloj atómico muy preciso, pero seguían siendo ocho minutos. Consulté a un maestro estudioso del tiempo, el cual me indicó que lo único que estaba incorrecto era el mal observador.
Consulté los libros, investigué extensamente por meses acerca de este misterio; parecía una paradoja, un libro multidimensional al cual yo no tenía acceso. He llegado a la conclusión que es la locura lo que me hace leer erróneamente el reloj atómico. Quizás confundí los minutos con los segundos. Seguía teniendo los mismos resultados. No comprendí cuando el maestro socrático me dijo que yo era un buen observador. Recurrí nuevamente a los libros hasta que encontré una teoría que explicaba la paradoja.
Albert Einstein propuso que el tiempo es relativo. Lo más fascinante de su teoría es que abre la posibilidad del viaje al futuro; una vez se logra navegar a la velocidad de la luz. El rayo de luz había viajado a la velocidad de la luz (eso espero) y por lo tanto el tiempo viajó más rápido para él. Si esto es posible en la realidad, el viaje al futuro es teóricamente factible tan pronto los seres humanos puedan alcanzar la velocidad de la luz.
Viajar en el tiempo cambiaría completamente nuestra perspectiva de la vida y su propósito. Podrían existir millones de relojes que digan la hora correctamente, pero que estén completamente fuera de sincronía. Esto causaría un caos similar al que sucedió en Babilonia debido a la diversidad innumerables de idiomas. Si el rayo de luz está realmente adelantado en el tiempo, no habría presente. Conocer el futuro haría al presente absolutamente insignificante. Nuestras acciones perderían valor, nuestras metas serían sólo el pasado del futuro. El tiempo se podría convertir en la memoria. Podríamos estar muertos y creer que vivimos porque recordamos.
Un viaje al futuro sin un pasaje de regreso generaría increíbles conflictos. Nadie podría llenar el vacío que dejamos en el presente si viajamos en el tiempo aún por milésimas de segundos. ¿Cuál sería el presente si viviéramos en el futuro?
Pero lo más importante de todo, ¿qué veríamos cuando viajáramos en el tiempo? ¿Sería ésta una herramienta que nos permita ver a todo el universo desde un mismo punto como el Aleph? ¿Podríamos cambiar el presente desde el futuro?
En teoría, el viaje al futuro estaría complementado con la posibilidad de viajar al pasado, lo cual complica aun más el laberinto de posibilidades ya existente. Pero ¿qué sucedería si se viaja indefinidamente al futuro y al pasado, causando así un presente inexistente en nuestras mentes, pero similar a un purgatorio?
Dieciocho minutos después de la salida del sol, la tierra rota y hace que los rayos del sol desaparezcan de nuestra percepción. La luz que golpeaba el vidrio bicóncavo deja de llegar, y la arena para de caer. Pero el tiempo sigue, o parece que se sigue moviendo; vemos volar la mariposa, caer la hoja del eucalipto, y morir la hormiga en el presente.