Me has quitado mi mirada vaga
 para clavarla en tus ojos.
 Perdí la libertad de dejar de mirarte
 porque has robado mis pupilas herméticas.
 Te las llevaste y tan sólo me dejaste la melancolía de tu mirada 
 Sólo quedan las cenizas de la hoguera donde estaban mis ojos. 
 Oigo susurros insoportables a distancia 
 inofensivos en apariencia
 contradices todo lo que recuerdo haber visto una vez.
 Me arrancaré los oídos para librarme 
 de las toxinas que perforan mis saturados tímpanos,
 y para no oírte suspirar en el momento equivocado
 Me voy caminando despacio,
 tropezando como un miserable.
 Ahora entiendo mi maldición.
 Haré todo lo posible para recuperar mis ojos.
 empiezo por borrar tu memoria
 Casi me convenzo que triunfo. 
 Tenías que arruinarlo todo.
 En una mano cargabas
 mi pálido ojo izquierdo, 
 sangrando por la nostalgia.
 En la otra, tu boca yacía anhelante y callada.
 Y aquí estoy ahora, con un agujero ocular en mi derecha
 que me mantiene ciego.
 Fuiste astuta.
 Me dejaste ese ojo rasguñado 
 Para que pudiéramos volver a mirarnos.
 Pero no podré volver a verte
 como solía hacerlo.
 Despegaste mi nariz (eso dolió)
 Como una escultora de piedra insatisfecha por su obra.
 Tu perfume de nuez bañó mis fosas.
 Te olí porque yo lo quise
 Ahora, el único olor que recuerdo es el tuyo.
 Me engañaste.
 Yo escogí tu mano derecha 
 (o al menos eso me hiciste creer)
 La intercalé entre mis dedos rocosos.
 Tu mano sedosa empezó a conversar
 mientras se amoldaba a las montañas.
 Por fin tomé tu boca de artista.
 Ahora todo me sabe insípido.
 También te has llevado mi boca sedienta
 pero me dejaste tan sólo un recuerdo.
 Mi boca empezó a sangrar, 
 y tú, inocentemente limpiabas mis labios con un pétalo.
 Mis manos se adormecen cuando no se fusionan con las tuyas.
 Me has dejado sin mis sentidos
 Solo tengo en mi cerebro
 una inundación de recuerdos
 y el eco de tus palabras pidiéndome
 que no te malinterprete.